Menos Peinetas

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miércoles, 15 de febrero de 2012

A vivir, que son dos días…

    Si, ya sé que no es nada original el título de la entrada. Sin ir más lejos, me viene a la cabeza un programa de la Cadena SER de este mismo título, que se escucha los sábados y domingos por la mañana.
   Cuando inicié a dejar entradas en este blog, lo hice para intentar ayudar a demostrar que las fallas eran algo más que una imagen, un icono, como es para muchos la Fallera Mayor. Las Falleras Mayores son un punto muy importante dentro de la fiesta fallera, unos dirán que es la piedra angular, otros todo lo contrario… Yo, personalmente, pienso que son una de las columnas que aguantan la fiesta, puesto que arrastran muchísimos falleros hacia el fin común. Pero mi idea era mostrar que la fiesta tiene muchas columnas.
 Todas las fiestas del mundo tienen su imagen, su icono muy unido a la belleza. Unas les llaman Reinas, otros Damas, otros Camareras Mayores, otros Belleas… nosotros, como estamos hablando de Fallas, pues Falleras Mayores. Sin falla, no hay fallera pero sin fallera, puede haber falla… una falla muy triste, eso si.
   Uno de los sectores que no había frecuentado, porque nunca me había llamado, es el del asociacionismo fallero de tercer nivel, esto es, el que supera a las propias comisiones (primer nivel) y el que agrupa, o quiere intentar agrupar a las agrupaciones de fallas (segundo nivel): La Interagrupación.
   Cuando llegué, por mi condición de Presidente de una pequeña Agrupación de Fallas a la Interagrupación, se abrió ante mí una nueva forma de ver la fiesta. En teoría, y digo bien, en teoría, la Interagrupación había dejado de ser el sueño de Pepe Monforte, su creador, para ser una realidad. En teoría, una propuesta que saliese de la Interagrupación sería necesariamente ley, puesto que como el órgano de mayor jerarquía entre Congresos Falleros es la Asamblea de Presidentes, y en la Interagrupación están representadas, en teoría, mas de 350 comisiones (sobre 387), blanco y en botella…
  Mucho me habían contado de esas reuniones de la Inter donde desde hacía unos cuantos años la Junta Directiva la formaban las Agrupaciones digamos de peso, las que más fallas agrupaban, esto es: Marítimo, Benicalap- Campanar, Ruzafa, Quatre Carreres, Gran Vía… Me habían contado que un Presidente con muy buena voluntad y con ganas de trabajar, se las veía y deseaba para poder hacer algo, puesto que cualquier tema requería tantos trámites, tantas consultas… Consultaba a las Agrupaciones, que consultaban a las Fallas, que enmendaban, que trasladaban esas enmiendas a las Agrupaciones, que a su vez las planteaban a las asambleas de la Interagrupación, que si decidía modificar alguna cosa, volvía a las Agrupaciones, a las Fallas… y así per secula, seculorum… Como podéis ver nada practico, nada efectivo y nada productivo, de ahí tan pocas propuestas que hayan llegado a la Asamblea de Presidentes, en los últimos cuatro años, no en este último año solo, no.
Ah, espera y luego, si conseguía que la propuesta llegara a la Asamblea, las fallas votaban libremente y no bajo el teórico consejo de su Agrupación, lo que convertía en papel mojado todo el trabajo realizado en la Interagrupación. ¿Eso no crea tristeza, abatimiento y desdén, verdad?
   Esto, sin entrar en si quien dirige actualmente la Interagrupación es el más conveniente  para hacerlo o no (depende para quién) se ha creado una sensación de tristeza y abatimiento generalizado, pero no solo en aquellas agrupaciones que han planteado el abandonar la Interagrupación, no, también en aquellas que siguen pensando que por qué no intentar cambiar el perfil de los últimos años.
Ello unido a las lógicas pretensiones de las Agrupaciones que por el hecho de ser más numerosas, exigían una mayor representatividad en la toma de decisiones de la Interagrupación, ha llevado a una situación actual muy triste, donde no es que existan dos bandos en la misma, sino que existen 23 bandos.
  ¿Vale para algo la Interagrupación? ¿Merece la pena mantener vivo el sueño de Pepe Monforte, o hay que crear otro sueño para mejor mantenerlo vivo? Y si alguien me dice que lo que actualmente existe no tiene nada que ver con lo que soñó Pepe Monforte, lo que tenemos que hacer, desde mi modesto punto de vista, es intentar ver en qué estamos fallando y enmendarlo, pero desde dentro, no desde fuera. ¿Qué no queremos arreglarlo?, ¿Qué no sabemos cómo hacerlo y por eso vamos a acabar con ello?
  Bueno, esto no es más que una opinión, y muy personal y, como podéis ver sin entrar a valorar ni las palabras, ni los hechos, ni las opiniones de nadie, puesto que yo, ni nadie es eso, nadie, para valorar y enjuiciar lo que hace o no hace nadie. Ah, y si en algún momento yo lo he hecho, pido formalmente disculpas aquí y lo haré en persona ante quien así me lo demande.
  “A vivir que son dos días”, me parece a mí la mejor filosofía de vida en la fiesta en “estos días inciertos” donde los “malos tiempos para la lírica” parece que abocan a dividir al colectivo fallero en varios grupúsculos de dudosa representatividad, puesto que luego los presidentes, votan lo que votan en la Asamblea… lo que hace mas fácil que otra cosa acabar con cualquier oposición al poder establecido que se llama Junta Central Fallera.

  Por eso os pido a todos que viváis felices, que intentéis sobrevivir a una época muy dura, donde existen 5.200.000 parados registrados, que no os calentéis la cabeza con montar este u otro lío, que el que quiera salirse, que se salga, que el que quiera quedarse, que se quede… pero unos y otros, para trabajar, no para aprovecharse de unos tiempos, donde apetece de todo, menos padecer.

  A vivir, que son dos días.

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