Penúltima Asamblea General del
2015. Quinto punto del orden del día: Propuesta de Santa María Micaela – Martín
el Humano. Turnos de palabra donde distintos presidentes dan su opinión y hacen
pública su postura. Cuando no hay nadie más que quiera expresar su opinión toma
la palabra el Sr. Lledó. “Yo no iba a intervenir, no debía opinar ni a favor ni
en contra. A raíz del debate sobre un tema fallero por autonomasia, quiero dar
mi opinión. Como fallero”. Y opina.
Creo que no debería haber
intervenido y parte de las claves las da él.
Primero por agravio comparativo.
En una Asamblea General pueden hablar los presidentes de falla o personas en
quien delegue la representación, cargos directivos, delegados y vocales de JCF,
y presidentes o personas delegadas de las Agrupaciones. El Sr. Lledó puede
dar su opinión como presidente de JCF pero no debe hacerlo como fallero.
¿Porqué él puede opinar como fallero y yo o cualquier otro no podemos hacerlo?.
Porque el Reglamento nos lo impide.
Segundo por ética. La función del
presidente de una Asamblea es la de dirigir, moderar, hacer que se cumpla el
reglamento, reprender las malas prácticas. Nunca la de opinar sobre una
propuesta de un componente de la Asamblea. No me imagino al presidente de les
Corts Valencianes intervenir como parlamentario y dar su opinión sobre una
propuesta presentada por cualquier grupo. En ésta votación no influyó pero en
otra más reñida podría haberlo hecho. Si quiere opinar en la Asamblea sobre una
propuesta de una comisión, que le representen en su Falla y vaya en lugar de su
presidente de comisión a la Asamblea. Y que intervenga estando en el otro lado
del hemiciclo. Y que la Asamblea la dirija alguien con más criterio a la hora
de guardar las formas.
Pero eso es difícil. Los ungidos
por el dedo y no elegidos por la mayoría, hacen de su prestado dominio un
cortijo (una alquería, en éste caso) particular. Y lo malo no es eso. Lo malo
es ser cómplice en el silencio. Porque el que calla otorga.
En eso coincidimos Sr. Lledó: “no
debía opinar ni a favor ni en contra”.
José Manuel Cort
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